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Article 5:  Parents Guiding their Children in Faith 

Padres Guías de Fe de sus Hijos    La Iglesia dice que los padres son los primeros responsables de guiar a sus hijos en la fe.  Hoy en día  hay padres de familia que no están cumpliendo con esta responsabilidad. Algunos padres piensan que el  padrecito o el catequista pueden hacer su trabajo, otros padres piensan que sus hijos solos van a   descubrir su fe en Dios y no quieren imponer sobre sus hijos su fe.  ¡Error! Los padres tienen la  obligación delante de Dios y de la iglesia de incorporar, instruir, y nutrir a sus hijos en la fe.      La primera obligación de los padres para empezar a guiar a sus hijos en la fe es bautizándolos, pero por  las razones correctas.  El bautismo no es solamente una ceremonia que dura media hora, sino el  comienzo del caminar de fe que perdura toda la vida.  El bautismo es más que fiesta, piñata, y volo, es  un compromiso que los padres adquieren delante de Dios en favor de sus hijos.   Los padres desde  pequeños tienen que ir inculcando en sus hijos la fe,  que vayan  creciendo día a día con su ejemplo de  fe, para que cuando ya estén grandes ellos libremente se acerquen a recibir el sacramento de  confirmación para seguir su caminar en la fe.  Si los padres no bautizan a sus hijos de niños y no les dan  seguimiento en la fe, están perdiendo un tiempo importante que jamás  recuperaran y ponen en peligro  la salvación de sus hijos.  Si un padre hace decisiones por sus hijos como llevarlos a la escuela (sin que  ellos le pregunten) para educarlos, cuanto más no llevarlos a bautizarlos para guiarlos en la fe.     La segunda obligación de los padres como guías de fe de sus hijos es de instruirlos  en la fe con el catecismo de Iglesia.  Algunos padres tienen la idea errónea de que solamente tienen que llevar a sus hijos a las clases de catecismo cuando tienen que recibir la primera comunión o la confirmación.  Buscan iglesias donde tienen que hacer lo mínimo.   “Que en esta iglesia se pide dos años de preparación, que en la otro no más uno, pues vámonos a la otra.” Andan buscando donde es más fácil, pero todo lo fácil se pierde fácil, todo lo bueno cuesta tiempo pero perdura.  El hijo no va tener los cimientos para poder entender su fe si solamente se le da dos años de preparación a lo largo de su minoría de edad. Hay personas adultas que tienen conocimiento de su fe a nivel de segundo grado, pues solamente fueron hacer su primera comunión, y nunca más regresaron para seguimiento.  Si los padres quieren realmente instruir a sus hijos en la fe, entonces tienen que llevarlos anualmente a las clases de catecismo y no solamente cuando se necesite un sacramento. Es como decir que un padre solamente mande a su hijo a la escuela durante el segundo grado y el décimo grado, y nada de formación en medio de esos años.  La instrucción en la fe es constante y es para toda la vida. La tercera obligación de los padres como guías de fe de sus hijos es nutrirlos en la fe.  Algunos padres no quieren traer a sus hijos a la iglesia para que no se aburran, ¿o será que ellos son los que se aburren? Si los niños ven a sus padres activos en la iglesia, ellos también van a querer ser activos.  Algunos padres les dan la opción a sus hijos si quieren ir a misa, pensando que tal vez de esa forma tomen ellos la iniciativa de ir a iglesia “sin que yo les diga.”  Se van a quedar esperando. A un joven no le va atraer mucho ir a misa, cuando lo que el mundo le ofrece es diversión y entretenimiento.  Pero un padre les puede enseñar a sus hijos que no todo en el mundo es esto, sino también hay que tener entrega y compromiso en la vida.  El deber de un padre no es necesariamente que el caiga bien a sus hijos es ver por el porvenir de su hijos. Llevar a sus hijos a la misa (aunque se aburran) tal vez no lo va hacer el padre más popular del mundo, pero si lo va hacer un padre responsable nutriendo a sus hijos en su caminar de fe con la más sagrado que tenemos que es la eucaristía.          No abdique su responsabilidad de guiar a sus hijos en la fe. Ser padres no solamente es proveer cosas materiales a sus hijos, es también proveer por ellos  las cosas espirituales. Incorpórelos a la iglesia  por medio del bautismo, instrúyalos con la enseñanza de la iglesia por medio del catecismo, y nútralos por medio de la eucaristía.   Así podrá rendir cuentas ante el Dios que cumplió con su obligación con lo que el señor le dio, sus hijos, y El dirá “Bien, siervo(a) bueno(a) y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21).   
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