Article 6: Time for Peace and to End Violence
Tiempo Para la Paz y Poner Fin a la Violencia
En estos últimos días han pasado varios acontecimientos que ameritan profundizar más sobre ellos: la
violencia desatada en algunas regiones del país, y el anuncio de una orden ejecutiva dándole la
oportunidad a millones de personas de empezar un proceso para poder modificar su estancia migratoria
en este país. Dos acontecimientos que a simple vista no tienen que ver nada el uno con el otro, pero
que al final pueden estar entrelazados, exigiendo una justicia social y un fin a la violencia.
En estos días se ha visto una erupción de violencia en varios países de América, por los que muchos
consideran falta de justicia, falta de orden y falta de transparencia. Algunos líderes religiosos han
llamado a una movimiento civil, pero otros (no lideres) han querido tomar la justicia en sus manos, y en
el nombre de la justica han causado actos de vandalismo en retribución. La iglesia no se mete en temas
políticos, pero hay temas que transcienden la política, y se convierten en temas de justicia social. La
iglesia experta en estos asuntos defiende los derechos humanos. De la misma manera, la iglesia y por
consecuente los padres que representan a la iglesia, deben de caminar en una línea fina en donde se
defiende los derechos humanos, pero no dar la impresión de querer incitar a la gente a la violencia. Los
padres deben de ser personas que busquen los senderos de la paz. Esto no significa no hacer nada al
respecto, pero en vez de pasar la culpa de un lado para el otro, significa orar y trabajar unidos buscando
un cambio sin violencia por medio de movimientos pacíficos. Si las personas recurren a la violencia,
están aprendiendo del mismo libro de aquellos que iniciaron la violencia. Al final no se puede politizar
lo que es un asunto de derechos humanos. Los esfuerzos deben de ser en ayudar a los que han sufrido,
y buscar pacíficamente un avance en la sociedad para que ya no vuelva a suceder estos lamentables
actos de violencia.
En estos últimos días, también hubo un anuncio importante donde se daba una apertura para que las
personas que están en el país sin documentos puedan empezar a modificar su situación. Todavía hay
mucho que definir, para saber cómo proseguir, más sin embargo ya desde ahora las reacciones no se
han hecho esperar. La gente puede tener diferentes opiniones acerca de esta orden ejecutiva, pero aquí
también se debe de evita recurrir a la violencia. Aquí no se habla solamente de una violencia física, sino
también de una violencia mental y verbal. Algunas personas pueden usar algún lenguaje que puede ser
ofensivo para los inmigrantes. Han dicho, sin afán de perpetuar lo que dicen, que porque “le están
dando amnistía, a los ilegales que solo viven del gobierno.” Hasta pena da de escribir estas líneas, pero
se hacen saber para demonstrar hasta dónde llega la violencia mental y verbal de algunas personas. Se
tiene que desmentir toda esta frase: este cambio es un comienzo, no es bueno usar la palabra “ilegal”
pues a los ojos de Dios nadie es “ilegal,” (todos fuimos creados a su imagen y semejanza) y es una
generalización decir que todos los inmigrantes viven del gobierno. Gente creyente puede tener
diferentes puntos de vista sobre este asunto migratorio, pero se debe de evitar caer en agresiones tanto
físicas, y más verbales. Los obispos, conjunto al obispo de Roma, el Papa, han dado directivas de cómo
tratar este asunto tan delicado con caridad cristiana, sin agresiones, sin acusaciones, sin afán de
denigrar la dignidad de las personas. Tanto las personas que buscan un arreglo a su situación
migratoria, como las personas que tiene consternaciones sobre este asunto, se les invita a decir un no a
la violencia, y un sí al dialogo.
En los días de adviento ya que se acerca el nacimiento de Cristo, Dios hecho hombre, se recuerda que él
trae una esperanza de un mundo mejor, un mundo donde reina la paz. Si todavía hay violencia en el
corazón propio, hay que hacer los cambios necesarios, para que en esta navidad la paz de Cristo reine
plenamente en los corazones, dispersando toda la oscuridad de la violencia, y así poder cantar el cantico
del cristiano “que haya paz y que empiece conmigo.”
Pastors’ Manual is associated to CABE Ministries Inc. All Rights Reserved